martes, 13 de octubre de 2009

Amenofis III


Este texto corresponde a la época de Amenofis III, faraón que gobernó el Alto y el Bajo Egipto durante los años 1504 a.C. - 1450 a.C. Se trata de una obra en la que su finalidad es ensalzar al faraón y alabar al dios Amón - Re a través de la construcción de los templos y la realización de ofrendas.

El autor de la obra es el propio faraón de una manera directa o indirectamente. La gran parte del texto esta escrito indirectamente, por lo que podemos suponer que fu obra de un escriba del circulo del faraón, y la segunda, directa ya que nos habla en primera persona. Amenofis III subió al trono de Egipto se encontró con una situación inmejorable: era el país más poderoso y rico del mundo conocido, siendo la autoridad real respetada y reconocida por todos los demás soberanos. El Imperio Egipto era intocable, llegando tributos y presentes de todos los lugares conocidos. Esta riqueza y prosperidad económica trajo consigo un excesivo desarrollo del lujo como se manifiesta en las construcciones de la época, erigidas por el arquitecto Amenhotep que alcanzará la divinidad.

Podemos conocer esta obra egipcia gracias a la fuente epigráfica que ha llegado hasta nuestros días conservada en el museo del Cairo. La fuente epigráfica es aquella que nos aporta datos a través de la información incisa en a piedra.

En el texto se describe una sociedad con un sistema teocrático donde el objetivo es la construcción en el bajo y el alto Egipto, al mando del faraón Amenofis III, de templos mas grandes, más esplendorosos y mas duraderos que los anteriores. Por ello, utilizan materiales nada perecederos como el oro dedicado a la practica religiosa ya que se consideraba divino, la plata mucho más cara que el oro debido a que era un material mas escaso y por lo tanto más divino, el electrum material de cuatro partes de oro y una de plata que les ayudaba a evocar la luz divina del sol, el granito de Elefantina la cual fue la capital del nomo I del Alto Egipto, denominado To-Jentit ( "La frontera"). Situada frente a la parte Sur de Asuán, la isla, albergaba la ciudad de Abu. Su importancia radicaba en ser una frontera natural, en la que estaba situada la guarnición de la primera catarata. Otros de los materiales utilizados fueron las piedras preciosas, el cedro, obtenido de las montañas del país de Retenu, en el actual Líbano por lo que destaca la presencia de nuevas conquistas, y por último la arenisca blanca.

La estela habla de sí misma y hace referencia a otras grandes estatuas del rey como los colosos de Memnon cuyos estandartes reproducen el movimiento del sol, por lo que sabemos que sienten una adoración divina hacia él, hacia el cielo y los astros. Mantienen un conocimiento astronómico a lo largo de los años ensalzando sus construcciones en altura, para así llegar lo más alto posible hasta la divinidad, ya que la legitimidad del poder del faraón proviene del cielo.

Se habla de un lago lleno por las aguas del Nilo cerca del templo por lo que el mismo Río estuviera haciendo ofrendas al templo.

Este mismo templo ocupado por los cautivos de guerra gracias a las expansiones del faraón Amenofis III por los países extranjeros como Siria.

Podemos observar que la estela hace referencia al dios Ptah, señor de la magia en la mitología egipcia, maestro constructor, inventor de la albañilería, patrón de los arquitectos y artesanos, por lo que suponemos que era digno de cumplir acciones beneficiosas para su padre Amón – Re, se construyó así una gran puerta para descanso del dios Sol llamado pilono.

En las últimas líneas la estela habla de la barca de Userhat de proa poderosa utilizada para llevar a cabo rituales religiosos y ornamentada con la gran corona atef que se compone de dos plumas de avestruz, en ocasiones, con dos cuernos en su base, uraeus ( cobra) y un disco solar. Se representa en color amarillo. Se pensaba que ayudaba a renacer al difunto por lo que se relaciona con los dioses Osiris y Herishef.

Dicha barca se encuentra situada siempre delante del templo.

Relacionada con esta, la estela habla de los bau de la villa de Pe y los bau de la villa de Necken cuyo pueblo la alababa y la aclamaba. Las primeras son deidades antropomorfas con cabezas de halcón; en pie o postradas con una rodilla en el suelo. Llevan el brazo en alto formando un ángulo recto y el puño cerrado. Las segundas son divinidades antropomorfas con cabeza de chacal. Suelen encontrarse en postura análoga a las de Pe.

Pero aún así ambas están presentes en el Reino Antiguo y responden al deseo de personificar a los ancestros reales que se fundían en estas almas. Su origen son los monarcas predinásticos del Norte y el Sur elevados a la categoría de dioses, los espíritus primordiales de ambas localidades, los “Seguidores de Horus” y sus descendientes. Ellos servían y asistían al monarca en vida y le acogían en la muerte, ayudándole con una escalera de oro para que el rey ascendiera al cielo con mayor facilidad.

Tanto las unas como las otras, fueron veneradas colectivamente bajo el nombre de “Las Almas de Heliópolis”.

En general, el texto escrito sobre esta piedra, trata de describir la sociedad egipcia bajo un sistema social teocrático cuya finalidad y objetivo es el ensalzamiento del Dios Amon – Re, padre de todos los dioses a través de las construcciones arquitectónicas no perecederas y mas monumentales que los realizados anteriormente, la conquista de territorios y por lo tanto la expansión del imperio egipcio junto con la obtención de esclavos de guerra de los países extranjeros

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